En la misma medida en que pasa el tiempo, ya van 6 meses, se va constatando la irresponsabilidad, incapacidad y falta de respeto con que el Gobierno de la Presidente Michelle Bachelet decidió poner en marcha el cambio de sistema de transporte de pasajeros de la Capital.
Transantiago resultó ser un proyecto sumamente mal concebido, su planificación de escritorio extremadamente mal realizada, las necesidades de vehículos sub dimensionadas, las ofertas de mejoría realizadas a la ciudadanía simplemente fueron olvidadas.
Sin duda alguna la “filtración” del informe realizado por METRO de las falencias y dificultades que provocaría la puesta en marcha del sistema, sólo ha resultado ser la apertura de la “caja de Pandora”, pues, aunque todos se quieran hacer los lesos, las responsabilidades son evidentes.
La Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados ya está recibiendo testimonios y documentación, los que permiten dudar de afirmaciones que se ha publicitado de manera majadera. Ayer el ex Ministro de Obras Públicas, Javier Etcheberry, afirmó que nunca, el Gobierno de Lagos, había planteado poner en marcha todo el sistema de una vez, y, responsabilizó de la mala implementación a la “precariedad y falta de gestión” del Estado.
El 28 de Agosto concurrirá a declarar ante la Comisión el Ex Ministro Sergio Espejo, que ha afirmado públicamente que la Presidente Michelle Bachelet sabía “todo” lo que estaba pasando con el Transantiago. Espejo, anunció que concurrirá, dando la cara como siempre, a plantear su visión y a contestar las preguntas que tengan los Parlamentarios en la materia.
Hasta el momento todos los responsables han actuado como Poncio Pilatos, pretendiendo lavarse las manos, esperando, creemos, que la mala memoria proverbial de nuestro pueblo se olvide de lo que ha pasado y que los hechos del día tapen definitivamente la brutalidad cometida.
Imprevisión, falta de planificación, desconocimiento, incapacidad, ignorancia, un costo social tremendo y un costo económico inmenso requieren, por fuerza, la clarificación absoluta de las responsabilidades, tanto políticas como sociales y financieras, con la aplicación de las correspondientes sanciones, pues en caso contrario, sólo redundará en un inmenso desprestigio, mayor que el que tiene, para toda la clase política.
Pensamos que la primera persona que tiene que asumir su responsabilidad es la Presidente de la República, por haber nominado para cargos de suyo complicados a un hato de irresponsables e incapaces. De allí para abajo, los Ministros, Subsecretarios y Jefes de Departamento deben recibir los castigos que merecen.
Los ciudadanos, por nuestra parte, debemos prepararnos para “pasar la cuenta” a aquellos que nos han burlado, han dilapidado los fondos públicos y se han reído de nuestra necesidades al tratarnos como verdaderos animales, negándonos el necesario descanso y destruyendo la vida familiar que quedaba.
