Difícil resulta explicar que la democracia cristiana sea parte de la concertación, pero es imposible entender el pacto realizado con el partido comunista, que se encuentra en las antípodas del sentir democrático y califica a las creencias religiosas como el opio de los pueblos.
Desde su creación, producida por la expulsión del partido Conservador del grupo fascistoide que encabezaba Eduardo Frei Montalva, se caracterizó por alianzas extrañas y por una extrema inconsistencia pública, lo que llevó a muchos a calificar a la tienda falangista como una verdadera meretriz de la política nacional.
Puede que este extraño pacto por omisión sea una habilidosa estrategia electoralista, a las que nos han tenido acostumbrados desde siempre, pero la ciudadanía debe tener claro que es solo una maniobra para continuar aferrados a un poder que sienten que se desestabiliza por la mala Administración gubernamental.
Hoy, quizás con mayor claridad que antes, queda a la vista la permanente complicidad y vocación permanente que ha mantenido esta agrupación en la pavimentación del camino al totalitarismo rojo al que esta afiliado desde su conformación el partido comunista de Chile, al que ya en 1970 entregó al país.
El 73 golpearon permanentemente las puertas de los cuarteles para exigir de los uniformados un golpe de estado que pusiera fin al Gobierno de allende, una vez conseguido, su líder, Eduardo Frei encabezó la defensa internacional y explicó la necesidad de deponer a un mandatario que llevaba al país a una guerra civil, lea esta carta.
Posteriormente, después de haber sido los impulsores de la persecución a sus enemigos de la UP, al constatar que los Militares cumplirían el compromiso de entregar el poder solo cuándo hubieren terminado la reconstrucción material, social, económica e institucional del país, se asociaron con los “rojos” para combatir a la “dictadura”.
La Falange Nacional, después su sucesora, la Democracia Cristiana, es una de las pocas entidades políticas que en el mundo ha llegado al poder, apoyados en una instancia por la derecha y en otras aliado con sus enemigos ideológicos afiliados a las internacionales socialistas o comunistas.
El Social Cristianismo, doctrina a la que dice adscribir el PDC, nació como alternativa al avance incontrarrestable, en época de la Guerra Fría, de la influencia de la Internacional Comunista, y sus postulados, democráticos y muy influenciados por el catolicismo, son la antitesis de los planteamientos del Partido de la hoz y el Martillo.
Esperamos, en estas pocas líneas, haber clarificado a mucha gente la “aberración” cometida por la Presidente de la DC, Soledad Alvear, al suscribir este monstruoso “pacto” que sin duda llevará a muchos al engaño de votar por aquellos a los que en realidad no se quiere favorecer. Votar por la DC o por el PC es lo mismo.