Meditaciones electorales.
Sin duda alguna no se han impuesto en las elecciones por tener mejores ideas o por trabajar mejor que sus adversarios, lo han logrado manejando una gigantesca maquinaria electoral, usando descaradamente los recursos estatales con este fin, halagando con ofrecimientos a todos los sectores de la población y por sobre todo mintiendo impúdicamente.
Por el otro lado se evidencian claros temores a enfrentarlos, una espantosa timidez para denunciar con la persistencia necesaria los errores y la falta de vergüenza de quienes se han encaramado en el poder, y por sobre todo una flojera que linda en la complicidad para hacer llegar un mensaje serio, explicarlo claramente y llegar a todos los lugares a predicarlo con fuerza.
Una de las primeras reacciones de la gente es a no creer en los políticos, llevan tantos años de lindos programas electorales y demasiado tiempo frustrando las esperanzas populares que ellos mismos han alentado. La clase política, en especial el oficialismo, no ha necesitado ni de oposición ni de ataques, se han desprestigiado por la amoralidad de sus actuaciones.
Nosotros pensamos que, como medida de saneamiento político, siempre es necesario “cambiar” a los equipos Gobernantes, no solo porque lo hayan hecho mal, sino que primordialmente para evitar que el poder les corrompa completamente e inyectar la necesario oxigenación para producir la ventilación, que de todas maneras permitirá la llegada de nuevas ideas a la Administración.
Esto es sumamente importante, dado, que como hemos comprobado fehacientemente al oficialismo se le acabaron las ideas, debido a lo cual el país escasamente ha seguido marcando el paso, si no, como hemos sostenido, teniendo una nefasta involución, que ha agravado la situación de los más humildes y ha destrozado a la otrora pujante clase media y a las medianas empresas, que antes daban trabajo.
No nos parece lógico que quienes han hecho gárgaras con la prédica de la justicia social sean los responsables de un desmejoramiento evidente de la distribución del ingreso, de la creciente cesantía y que apliquen a los más pobres el criminal, además de inmoral, impuesto que implica una alta tributación y una inflación descontrolada, que se “come” los escasos ingresos de las mayorías.
Tenga en cuenta al momento de votar, que los zurdos hablan lindo, ofrecen maravillas, pero al momento de la realizaciones solo muestran la cara desagradable de una sorprendente incapacidad para solucionar los problemas que ellos mismo le crean a la gente, una inmoralidad repulsiva y una falta de honestidad inaceptable, sobre todo en un país no acostumbrado a esta lacra.
Por el otro lado se evidencian claros temores a enfrentarlos, una espantosa timidez para denunciar con la persistencia necesaria los errores y la falta de vergüenza de quienes se han encaramado en el poder, y por sobre todo una flojera que linda en la complicidad para hacer llegar un mensaje serio, explicarlo claramente y llegar a todos los lugares a predicarlo con fuerza.
Una de las primeras reacciones de la gente es a no creer en los políticos, llevan tantos años de lindos programas electorales y demasiado tiempo frustrando las esperanzas populares que ellos mismos han alentado. La clase política, en especial el oficialismo, no ha necesitado ni de oposición ni de ataques, se han desprestigiado por la amoralidad de sus actuaciones.
Nosotros pensamos que, como medida de saneamiento político, siempre es necesario “cambiar” a los equipos Gobernantes, no solo porque lo hayan hecho mal, sino que primordialmente para evitar que el poder les corrompa completamente e inyectar la necesario oxigenación para producir la ventilación, que de todas maneras permitirá la llegada de nuevas ideas a la Administración.
Esto es sumamente importante, dado, que como hemos comprobado fehacientemente al oficialismo se le acabaron las ideas, debido a lo cual el país escasamente ha seguido marcando el paso, si no, como hemos sostenido, teniendo una nefasta involución, que ha agravado la situación de los más humildes y ha destrozado a la otrora pujante clase media y a las medianas empresas, que antes daban trabajo.
No nos parece lógico que quienes han hecho gárgaras con la prédica de la justicia social sean los responsables de un desmejoramiento evidente de la distribución del ingreso, de la creciente cesantía y que apliquen a los más pobres el criminal, además de inmoral, impuesto que implica una alta tributación y una inflación descontrolada, que se “come” los escasos ingresos de las mayorías.
Tenga en cuenta al momento de votar, que los zurdos hablan lindo, ofrecen maravillas, pero al momento de la realizaciones solo muestran la cara desagradable de una sorprendente incapacidad para solucionar los problemas que ellos mismo le crean a la gente, una inmoralidad repulsiva y una falta de honestidad inaceptable, sobre todo en un país no acostumbrado a esta lacra.
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