CRISIS DE CONTENIDOS.
La labor periodística tiene una trascendencia incalculable para la sociedad, pues desde los inicios del hombre, la comunicación y la información, se presentan como factor clave en el desarrollo de todas las civilizaciones.
Hoy los periodistas son los profesionales que llevan “el mensaje” a la masa, los que deben codificar la información recibida, digerirla y entregársela a la sociedad. Por eso la labor que realicen es fundamental, por eso también es que deben ser mejor formados en las universidades, ya que, por el momento, se les enseña con ahínco más a transportar lo que alguien dice, que analizar efectivamente lo que están transmitiendo. Y lo primero lo hace cualquiera. La diferencia la genera la consciencia de opinión.
En la actualidad, a mi parecer, el oficio periodístico está desprestigiado y, si bien es cierto que hay profesionales muy mediocres, también se puede llegar a entender, pues económicamente no es muy atractivo para los que podrían ser buenos, algo muy parecido a lo que sucede con los profesores.
Ni hablar de los medios de comunicación, los cuales están bajo el mando de un grupo selecto de personas y quienes a través de la homogenización de contenidos y el bombardeo constante de información basura, están minando las bases de nuestra sociedad, carcomiendo los valores y principios que sustentaban el desarrollo. El ejemplo más claro, es el constante ataque mediático que está sufriendo un núcleo tan importante y sensible para la sociedad (al menos así lo pregona nuestra constitución), como lo es la familia.
Tras todo lo dicho, no faltará quienes piensen: “Que pacato el tipo que escribió esta columna”, pero no es así, pues no me considero conservador, para nada. El propósito es hacer evidente la aseveración de que efectivamente estamos en crisis y desde mi tribuna ponerlo en la discusión, porque lo peligroso es que ésta duerme en lo oscuro y también crece sigilosamente, amparada por mensajes masivos poco codificados, los cuales responden a intereses económicos que en la suma y la resta, claramente dejan más detrimentos que beneficios. Ahora la pregunta es: ¿cuál es la responsabilidad que nos compete a cada uno de nosotros?. Estamos en periodo de campañas políticas y este no es un tema menor.
Tomado de CNN-Chile.