Roberto Ampuero: “Yo reclamo el Derecho a ser converso”
De miembro de la Juventud Comunista a hacer puerta a puerta en Olmué por Sebastián Piñera. De la Cuba castrista y la Alemania Oriental a Iowa. El autor de Nuestros años verde olivo habla de su cambio político, de su apoyo a la Coalición y dice que la “transición se cierra con la llegada de la centroderecha al gobierno”.
Al novelista y ensayista, un día se le ocurrió desdoblarse en un policía, Cayetano Brulé, para crear novelas negras. Así nació ¿Quién mató a Cristián Kunstemann y toda una serie que culmina con El Caso Neruda con el que se ganará, sin duda, el desprecio de los más nerudianos.
Pero a este hombre alto y macizo, locuaz como pocos, no le importan las críticas que le llueven. Su aspecto no revela en nada su oficio, ni los avatares que ha sufrido. Más que escritor parece un funcionario público o un empresario, tal vez. Exitoso, eso sí.
Roberto Ampuero nació en Valparaíso hace 56 años. Y ha tenido una vida como de personaje de la más dramática novela. Estudió en el muy disciplinado Deutsche Schule porteño. Su vida dio el primer gran vuelco cuando se fue a Santiago para estudiar en el Pedagógico Antropología Social en las mañanas y Literatura Latinoamericana en las tardes. Ahí se matriculó en las Juventudes Comunistas (JJ.CC).
Para el golpe militar se fue a Macul. Estaba rodeado de militares con escopetas. Quería encontrarse con sus compañeros. Pensó que estarían armados, dispuestos a dar la lucha para la que se habían preparado. “Porque habíamos participado en esos cursos de defensa para-militar -explica-. Pero no había ni un dirigente, ni un arma”.
Luego se fue a Alemania Oriental con una beca a la U. Karl Marx de Leipzig. Poco después logró cumplir su sueño: vivir en Cuba. En la U. de La Habana se graduó Bachelor of Arts en Literatura Latinoamericana y, con apenas 20 años, se casó con una joven cubana de 18. El matrimonio duró menos de dos años, pero les dio un hijo, Fernando, que ahora vive entre Cuba y Chile y lo ha hecho abuelo dos veces. Más tarde volvió a casarse, esta vez con la ex embajadora de Guatemala en Alemania, Ana Lucrecia Rivera Schwarz. Con ella tiene dos hijos más: Ignacio y Jimena y, según dice, 20 años felices.
-Es falso que estudiar en Cuba sea gratis. Se paga con trabajo. Estudiaba medio día y trabaja el resto. Primero fui obrero de la construcción cerca de un año. Después logré hacer clases de alemán en un departamento de capacitación en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Eso lo conseguí con ayuda de mi suegro que era muy poderoso y muy amigo de Fidel. Cuando me divorcié, quedé cesante. Sin casa, sin libreta de abastecimiento. Afortunadamente había un centro de obreros que estaban preparando para enviarlos a Alemania Oriental porque allá necesitaban mano de obra barata y en Cuba había mucho desempleo. Viví en ese albergue enorme, con unos 50 obreros, enseñando alemán. Ahí tuve techo, comida, cama y como 20 dólares mensuales.
A poco de estar en La Habana, Roberto Ampuero se desilusionó del comunismo. Explica:
-Me desencantó, viniendo de Chile que era un país democrático hasta el once de septiembre, ver que Cuba no era democrática. No había diarios de oposición, las radios todas controladas por el Estado, no había ni siquiera Parlamento comunista. Las Fuerzas Armadas subordinadas absolutamente al Jefe, Fidel Castro. Y todos los mecanismos de la sociedad organizados para la defensa de la revolución y el aplastamiento de las fuerzas contrarrevolucionarias.
Y sigue, sin pausas:
-Uno estaba pidiendo para Chile libertad de expresión, partidos políticos, no al exilio, no a la tortura, no más presos políticos. Y lo terrible es que cuando uno planteaba su discurso contra Pinochet, se daba cuenta que lo que estaba diciendo era profundamente anti Castro, porque estabas pidiendo algo que para Chile era volver a la democracia y en La Habana eras contrarrevolucionario. ¿Se podía exigir esto para Chile y callar lo que pasa allá?
- ¿Echa la culpa a Estados Unidos de la pobreza en Cuba?
-Podría culparlo de muchos de los problemas de pobreza en Cuba, pero cuando en Cuba no hay mangos, ni bananos ni ninguna fruta tropical, es porque algo está fallando: el modelo económico establecido. Las cooperativas que se formaron nunca recibieron los insumos que necesitaban. El Estado cubano se encargó de expropiar y nacionalizar tierras, en función de la producción azucarera. Pero nunca se entregaron tierras a los campesinos. Fidel ha tenido siempre miedo a la economía privada. Lo central es la ineficiencia del sistema. No hay ni un país socialista en el mundo que no tuviese serios problemas de desabastecimiento.
Tras seis años en la isla logró irse a Alemania Oriental con la esperanza de terminar en Alemania Occidental. No era cosa fácil: le tomó tres años llegar al otro lado del muro. En una escuela cerca de Berlín -conocida por los adversarios como “el monstruo rojo”- hizo estudios ideológicos. Más tarde, ya en Berlín Occidental, logró postgrado en Literatura, Economía y Política en la Humboldt Universitaet.
Un cambio sufrido
-Usted fue comunista. Ahora votará por Sebastián Piñera. ¿Dónde está la consecuencia en usted?
-Tengo serias reservas frente a la palabra “consecuencia” en términos políticos. La consecuencia no es un valor en sí. Nadie más consecuente que Franco, Pinochet, Stalin y Hitler. Yo estoy por un ciudadano independiente que ajuste su visión a la realidad de lo que está ocurriendo en su país. Hay momentos en que determinada persona es la mejor para gobernar y eso no significa que el ciudadano, en este caso yo, tenga que comprometerme de por vida. Me tratan de presentar como alguien que cambió ayer, o con la caída del muro de Berlín. Mi desarrollo viene desde hace 37 años. Es un cambio de largo aliento, muy sufrido.
-Pero es que ha dado muchos saltos geográficos e ideológicos. De Allende a Piñera… De Cuba a Estados Unidos.
-De Allende y todo lo que es el castrismo, a una crítica al socialismo que se convierte en una opción socialdemócrata.
-Durante el gobierno de Allende ¿no tuvo ninguna crítica?
-Pensé que lo que pasaba era culpa de la derecha y de Estados Unidos. Con los años me di cuenta de que el error fue pretender cambios revolucionarios con el 36 por ciento de apoyo. Segundo, tratar de imponer un modelo económico que estaba fracasado y que fracasó el año 89 a nivel mundial en forma estrepitosa. Y quitar al sector privado sus tierras e industrias para manejarlas ineficientemente.
-¿Sigue enojado con la Presidenta Bachelet porque fue a Cuba a la Feria del Libro donde estaban vetados Confieso que he vivido de Neruda, Persona non grata de Edwards y Nuestros años verde olivo?
-Lo que me molestó es que antes que llegara la Presidenta al stand chileno con Raúl Castro, un miembro de la defensa personal de Castro entra y pone mi libro para que sobresalga un poco. Y luego Castro lo toma y se fotografía con la Presidenta con mi libro en las manos. La foto estuvo en la web del gobierno hasta el diferendo con Fidel por el tema de mar para Bolivia. Lo que me dolió fue el mensaje subliminal “Ampuero, mientes. Tu libro no está prohibido en Cuba”.
el cierre de la transición
-Usted votó por Lagos. ¿Y por Michelle Bachelet?
-No. Ahí voté por Sebastián, pero callado, como lo hacen muchos hoy viniendo de la izquierda.
-¿Por qué apoya a Piñera?
-Por varias cosas. Una de ellas, por saber ganarse la vida sin ser funcionario público. Eso en un Presidente marca. También voto por él porque tiene un programa muy claro. No está diciendo votemos contra la Concertación, sino votemos por ese programa.
-Usted dijo que ningún escritor de derecha podría obtener el Premio Nacional de Literatura. ¿Esa es una de las razones por las cuales votará por Piñera?
-No. El Premio se da cuando la gente ya tiene muchos años así que sería una pésima opción. Voto por Piñera porque es muy sano e importante para el país que la centroderecha entienda que la cultura no es un monopolio de la izquierda. Que es muy importante que haya estado en la oposición contra el régimen militar, y votado por el “No”. Lo he conocido y estoy seguro de que va a marcar una revolución dentro de la cultura en Chile.
-¿No le afecta que lo apoye la UDI que fue pinochetista?
-La UDI apoya el programa de Sebastián. Y si tienen diferencias las verán, como en cualquier coalición.
-¿A qué embajada aspiraría?
-A ninguna. Soy muy feliz donde estoy, en Iowa city. Con mi mujer no podríamos dejar a nuestros hijos.
En la Universidad de Iowa dicta un curso de literatura creativa, y escribe desde las 7 de la mañana, incluso los domingos, tres horas diarias. Ahí salió, entre otras, Pasiones griegas que define como “una novela erótica política”. Ha sido traducido al alemán, francés, inglés, italiano, chino, sueco, portugués, griego y hasta croata. Se declara feliz en EE.UU. y sólo desea terminar su vida en Chile. En Valparaíso, para ser más precisos.
-¿Qué opina de la ministra de la Cultura, Paulina Urrutia?
-Creo que lo ha hecho muy bien. Pero -y esa crítica va también a la ministra- después de 20 años se han formado centros de poder en la institucionalidad cultural de Chile que ha llevado a que un creciente sector de los creadores de Chile deban tener un grado de parentesco o relación ideológica con el poder para obtener premios, invitaciones… En eso la Concertación ha fallado en los últimos años. Un gran reto para Piñera será abrir el mundo de la cultura.
-Usted ha tenido una fuerte inquietud por lo social. ¿Cree que la derecha la comparte?
-Ese es un gran reto para la Alianza. Tiene que demostrar que su discurso social es realmente efectivo, que va más allá de lo que en un momento dominó su pensamiento: lo que se llamó la “política del chorreo”. Si esta derecha logra que se elimine la pobreza en forma considerable, dará un gran paso. Si no logra demostrar su sensibilidad social con resultados concretos, esta Alianza tendrá serios problemas para volver a La Moneda.
-Además -se entusiasma- voto por Sebastián porque creo que la transición a la democracia en Chile se cierra en forma ideal con la llegada al gobierno de la centro-derecha.
-¿Qué piensa de Eduardo Frei?
-Es un hombre serio y honesto. Su gobierno no arrojó resultados muy felices por el manejo de la crisis asiática.
-¿Marco Enríquez-Ominami?
-Su gran déficit: carece de equipos para gobernar. Y me preocupa mucho la influencia excesiva que veo en él de parte de Max Marambio, una persona muy vinculada al régimen cubano y a Hugo Chávez. En caso de gobernar -que no lo creo-, pondría a Chile en una situación internacional muy complicada.
-¿Y Arrate?
-Arrate me parece un gran caballero, incapaz de criticar a los socialismos reales. Me impresiona que defienda a Castro. Mi cambio político es un proceso muy largo, pero él hasta hace muy poco fue ministro en gobiernos de la Concertación, es parte del establishment del poder en Chile y de repente aparece completamente ajeno a ese poder. Y se hace comunista pero dice que no es comunista. Muy contradictorio.
Definiciones
-De todos los premios que ha recibido, ¿cuál es su preferido?
-Hijo Ilustre de Valparaíso.
-Si dependiera de usted, ¿a qué escritor le daría el Premio Nacional de Literatura?
-A Isabel Allende en narrativa. Y en poesía a Óscar Hahn. Es increíble que Roberto Bolaño no lo haya recibido.
-¿Qué crítica a Nuestros años verde olivo le dolió más?
-No me duelen. Son parte del juego. Me molesta que muchos crean que cambié ayer.
-¿Qué escritores(as) chilenos(as) actuales prefiere?
-Los ya nombrados y Pablo Simonetti, Carla Guelfernbeim, Rivera Letelier, Jorge Edwards y Zambra. Jaime Collier me parece un extraordinario cuentista
-Si supiera de alguien que va a leer un solo libro en su vida, ¿cuál le aconsejaría?
-Don Quijote, sin duda. Sobre todo la segunda parte.
(Fuente: Revista El Sábado, El Mercurio)
Por Raquel Correa.