Las principales características de nuestro Gobierno es la falta de previsión, lo que les hace reaccionar solo ante las presiones, una falta de planificación increíble, que les lleva a equivocarse permanentemente, y una asombrosa incoherencia, que les hace actuar como verdaderos bi-polares, cambiando abruptamente del agradecimiento al odio hacia los opositores.
Estas falencias, sin duda alguna, son críticas para aquellos que deben realizar funciones delicadas como son las de Gobernar y Administrar, sobre todo considerando que de sus acciones depende el sufrimiento o el bienestar, además de tener una inmensa responsabilidad, en la creación de un real futuro para los 16 millones de compatriotas chilenos.
Sin duda alguna la “monarquía” concertacionista, ahora regida por Bachelet, no ha demostrado tener las características necesarias para realizar esta difícil pega, que por cierto requiere agregar una honestidad de la que carecen, un liderazgo de verdad y ciertamente la capacidad de rodearse de los mejores y las mejores, como tan majaderamente ofrecieron.
Con la idea de la “transversalidad” han destruido la posibilidad de que exista una verdadera oposición, para cuya desaparición quienes debieron practicarla se convirtieron en cómplices. La corrupción a atacado con firmeza al país, la prensa lo ha informado, no con la debida fuerza, pero quienes debieron fiscalizar a fondo se han abstenido de llegar a las necesarias consecuencias finales.
Los críticos son silenciados por el inmenso poder económico del Estado, con el “fusilamiento” de sus imágenes publicas o simplemente inhibidos mediante un intensivo abuso de concederles prebendas especiales. Todo el peso fiscal se ha utilizado para imponer sus visiones y evitar que la disidencia tome la fuerza de la protesta popular existente. A pesar del des control existente en las filas oficilistas.
La Ley General de Educación fue impuesta a pesar de que la oposición los obligó a retirar una “cuchufleta” en forma de indicación, pero sus filas fueron “arreadas” por el chantaje de que si la votaban en contra seguía vigente la LOCE, y una parafernálica firma de un documento en que la Presidente se compromete a otras Leyes. Pero si ya ni los suyos le creen, como podría creerles el país.
Lamentablemente pensamos que el Gobierno se ha transformado en un gran maestro del engaño y que ha utilizado las coyunturas de las protestas de los escolares, universitarios y profesores para tratar de mantener oculta la inmensa incapacidad de la Administración, los grandes grados de corrupción a los que hemos llegado y también para tapar la ineptitud con que han manejado el Transantiago.
Hemos sido testigos de grandes diferencias dentro de la coalición oficial, que incluso les han llevado a perder las mayorías que tenían en el Congreso, sin embargo les vemos seguir actuando con una descomunal soberbia y claras demostraciones de que se encuentran encapsulados en una burbuja que no les permite escuchar el clamos popular ni conocer los problemas que afectan a la ciudadanía.
Todo es mentira, tratamiento falaz de las argumentaciones o majaderos engaños. Las promesas de la Autoridad se transforman en increíbles, pues, como no saben lo que quieren ni para donde nos conducen, nos encontramos permanentemente con “ideas” brillantes que a las pocas horas son desautorizadas por los equipos políticos que dominan el Gobierno.