Desde sectores auto denominados “progresistas” insisten en que Ricardo Lagos es el mejor candidato Presidencial que puede tener la concertación oficialista para lograr un quinto mandato, casi un cuarto de siglo en el poder.
Escuchamos argumentaciones que nos hablan de un Gobierno popular, realizador, que le cambió la cara al país, en el que se respetó a los trabajadores y en el que se restableció una verdadera justicia social.
Sin duda el PPD, teóricamente partido instrumental que en la realidad es el camuflaje del extremismo que huyó del Partido Comunista o del Socialista cuándo se les cayó el Muro sobre sus pétreas testas, no quiere perder los privilegios del poder.
A No dudarlo, Lagos dejo muchas cosas inconclusas, como el Transantiago, el Tren al Sur, el Bío-tren, la investigación de un jarrón extraviado por su yerno en la Corfo, y por cierto, la repetición de un caso MOP GATE que permita a los compañeros obtener sobresueldos inflando los costos de las obras fiscales.
Que hablar de la corrupción que inoculó en la Administración, o del absurdo legal de conferir todos los derechos a los delincuentes y negárselos a las personas honestas, eso sin recordar que puso a toda la familia a “mamar” de la teta Fiscal o que se le derrumbaron algunas de sus obras emblemáticas.
El caso del puente sobre el Canal Chacao es inconcebible, pues se jugó con la necesidad nacional de conectividad territorial y con los anhelos de los ayseninos, para después dejarlos simplemente botados con un proyecto faraónico que no tenía ninguna posibilidad de realizarse.
A lo mejor el paradigma de la incapacidad de este ex Mandatario es el abandono de los chilenos afectados por el terremoto del 2005 en Tarapacá, en que a pesar de haber asegurado estaban los recursos, todavía los afectados esperan la reconstrucción prometida por el entonces Gobernante.
Nos muestran como obras de “su” Gobierno las rutas concesionadas, olvidándose que en casi todas ellas los chilenos fuimos abusivamente expropiados de calles y caminos que habíamos pagado con creces con una alta tributación y que fueron vendidas a empresas que financiaron su actividad política.
El desparpajo del personaje ha llegado al cinismo inaceptable de apropiarse de los éxitos económicos del Gobierno Militar , y, como si fuera poco, apoderarse de manera grotesca de la Constitución de 1980, sustituyendo la firma de Pinochet y los constituyentes por la propia y la de su gabinete.
Para nosotros, sin lugar a dudas la administración de Ricardo Lagos Escobar es una de las peores que ha tenido Chile en sus casi doscientos años de historia Republicana, quizás solo comparable con la de Allende o la de Bachelet, Gobiernos que lo han tenido todo y todo lo han hecho mal.
La soberbia y prepotencia, además de una inaudita represión, que sostuvo frente a aquellos que criticaban su gestión son la mejor demostración práctica de que el sujeto solo usa la democracia al servicio de sus intereses, pero con una claro testimonio de indolencia por el futuro del pueblo.
Lagos tiene la posibilidad de hacerle un gran favor a Chile, en el caso que tenga algo de Patriotismo, alejarse permanentemente de las actividades públicas por el daño irreparable que hizo a la confianza nacional y el engaño permanente al que sometió a una desprevenida opinión publica.
El engaño, la mentira, la falsificación de las situaciones, la falta de respeto al pueblo, su reverencial apoyo a las grandes empresas, las ansias de poder, la inmoderada búsqueda de riquezas fáciles y el saqueo a la Caja Fiscal son un sello indeleble del periodo de Ricardo Lagos en La Moneda.