martes, mayo 29, 2007

Serpiente de dos cabezas.

Chávez y Castro, almas gemelas que quieren tiranizar a nuestro continente.

Venezuela transita a pasos agigantados a la completa tiranía con el gobierno de Hugo Chávez Frías, que a las severas restricciones a las libertades individuales ha sumado el feroz guantazo a la libertad de Prensa, pues no existe otra manera de explicar el cierre del canal RCTV.
Pero, si todos los atropellos anteriores, que van desde la limitación a la sindicalización de los trabajadores a la abolición de la propiedad privada, pasando por un burdo pisoteo a la Constitución y las Leyes, ahora ha sumado una brutal represión a los opositores, con la utilización de policías y militares armados disparando contra muchedumbres inermes.

Dantescas resultan las imágenes de elementos policiales cargando en motocicletas, igual que los sicarios, y disparando a todo lo que se movía, dejando decenas de estudiantes universitarios heridos con perdigones, recibiendo su ración de plomo inclusive la prensa internacional. Las imágenes simplemente resultaron dantescas.

Creemos que ya es hora de que intervengan los organismos internacionales, en especial la inútil OEA, las organizaciones de Derechos Humanos, la institucionalidad de la presa libre, los hombres y mujeres libertarios del mundo, para impedir que este émulo de Fidel Castro pueda completar sus aviesos fines de subyugar al valeroso pueblo venezolano.

La democracia no puede ser solo un vocablo que sirva para que los pueblos sean sometidos por una pandilla de indeseables, ni tampoco el aval para que aventureros se apoderen de las voluntades de los pueblos. No basta ser electo para ser demócrata, es algo que los gobernantes deben demostrar a diario, partiendo por el respeto al pueblo, para continuar con el irrestricto respeto a las leyes que les permite estar donde están.

Por convicción doctrinaria, por lo que ha demostrado en su vida anterior, como golpista fracasado, por sus actitudes dictatoriales el gobernante de Venezuela NO es un demócrata. Si miramos a sus “amigos”, esto queda absolutamente comprobado.



LIBERTAD A VENEZUELA
FUERA EL TIRANO CHAVEZ.


lunes, mayo 14, 2007

Miscelánea, por Gonzalo Vial

Miscelánea, por Gonzalo Vial.

LENTA PENETRACION. La idea, tan sencilla y perogrullesca, de que no se tiene éxito en educar gratuitamente a un niño, si al hacerlo se gasta menos de la mitad de lo necesario para lograr una calidad razonable, va penetrando, pero lentamente.

Los últimos conversos son las municipalidades y su asociación. Enhorabuena, aunque debieran haberse percatado hace como mínimo veinte años. En fin, más vale tarde que nunca.

Pero, de todos modos, la penetración es lenta e incompleta. Por ejemplo:
Entre las “recetas” del candidato presidencial de RN que publica El Mercurio (29 de abril), figura “duplicar… la actual subvención educacional, incrementando de 30 a 60 mil pesos su valor promedio por alumno-mes” lo que, afortunadamente, en los últimos meses se ha convertido en un lugar común pero con este cogollo: que la mayor subvención deberá “ser diferenciada por alumno, de forma de privilegiar a los de menor nivel socioeconómico y mayores carencias”. Vale decir, a los alumnos “vulnerables”.

No es así. Los sesenta mil pesos son el mínimo necesario para dar educación gratuita y de calidad a un estudiante CORRIENTE. El estudiante vulnerable REQUIERE DE UN PLUS POR ENCIMA DEL CORRIENTE. Si los sesenta mil pesos se distribuyen de modo que el primero reciba MAS de esa suma, y el segundo MENOS, el resultado es, matemáticamente, que los alumnos corrientes, que son la mayoría, NO RECIBAN EL MINIMO NECESARIO PARA EDUCARSE CON CALIDAD TAMBIEN MINIMA, PERO ACEPTABLE. Y lo más probable es que el niño o joven vulnerable TAMPOCO reciba, sobre la subvención corriente, el plus que requiere para superar sus carencias.

En La Tercera del 30 de abril, un experto en desarrollo humano del PNUD da su receta para mejorar la calidad de la educación subvencionada, visto el fracaso —afirma— de la “competencia basada en la libertad de elección”. La receta: «más control y mejores reglas»; «definir estándares de calidad» para «un conjunto de prestaciones mensurables, verificables y exigibles», y que exija su cumplimiento «una superintendencia de educación autónoma y de alto nivel técnico», etc., etc.

NI UNA PALABRA, en todo el artículo, sobre que estas exigencias y controles recaerían sobre personas, los sostenedores, municipales y privados, que reciben la mitad del mínimo necesario para tener éxito, y a las cuales se prohíbe (justificadamente, en la teoría de la enseñanza gratuita) recabar de los padres cualquier otro ingreso.

«FINANZAS I». Este curso de la carrera económica, en Harvard, debe propiciar sin duda que si una empresa privada cae en la insolvencia, una empresa pública eleve su capital para prestarle dinero a la primera, sin seguridad de devolución.


NO ES CIERTO. No, no puede ser cierto que el obrero Rodrigo Cisternas, 26 años, casado, una hija, muerto durante un enfrentamiento con carabineros en Horcones, VIII Región, ganara sesenta mil pesos mensuales (La Tercera, 5 de mayo). Debe tratarse de una mala información proporcionada por la viuda, o de un error de imprenta. ¿Sesenta mil pesos mensuales, cuatro dólares diarios, en el país-jaguar, el ejemplo y modelo de desarrollo del continente?


LIBERTAD DE PRENSA. Perdonen que siga —última vez, prometo— con el libro de Víctor Farías: «Salvador Allende: el fin de un mito». Pero he sido víctima de hilaridad incontenible al saber que la Fundación Salvador Allende se había presentado (sin éxito, obviamente) a la justicia de Madrid, para pedir la requisición y la prohibición de vender y de distribuir la anterior obra del propio Víctor Farías sobre el mismo tema.

La Fundación referida es manejada por Joan Garcés, asesor político de Allende durante la Unidad Popular. También es prominente en aquélla un antiguo empresario allendista, que con el patrocinio de Garcés tiene demandados 500 millones de dólares al Estado de Chile, suma que entregará a la Fundación, dice, por el diario Clarín, que confiscaron los militares. Diario que nunca fue del demandante, sino como testaferro de Salvador Allende. Ni tampoco pudo ser de éste, un hombre honesto, que no tenía ni de cerca, ni el testaferro tampoco, los seis millones de dólares, moneda de hoy, que recibió por Clarín su dueño, Dario Sainte Marie, Volpone, de feliz memoria.

Mi hilaridad viene de que estos prehistóricos personajes de la UP siempre aparecieron y quieren continuar apareciendo como paladines de la libertad de expresión y de prensa. Y ahora andan detrás de la justicia burguesa y capitalista, para que confisque y así nadie pueda conocer un libro. A la vejez, viruelas, dice el proverbio.

MALA DISTRIBUCION DEL INGRESO. En la homilía catedralicia del lº de Mayo, criticó esa distribución el Vicario de Pastoral Social y de los Trabajadores, como “una de las causas centrales que deriva en acuciantes brechas sociales”. «Llamó al diálogo para buscar salidas» (El Mercurio, 2 de mayo).

Que una persona gane mucho, muchísimo más que el común, puede ser para ella un problema ético según como gaste el exceso, pero no es un problema de la sociedad. Caben también recomendaciones morales a su respecto, pero no coerciones jurídicas, que hace años se sabe son totalmente inútiles. Y fustigarlo da pie a respuestas odiosas, del tipo “la paja en el ojo ajeno…” ¿Contribuyen a la “brecha” de remuneraciones, por ejemplo, las que ganan las figuras estelares del canal televisivo del Arzobispado?

Lo que sí puede llamarse con justicia problema de la sociedad, es algo muy distinto: el hecho de que no todos los chilenos ganen por su trabajo lo que la Doctrina Social de la Iglesia definió ya hace bastante tiempo como “salario justo”, es decir, el que permite a una persona llenar sus necesidades materiales y espirituales, criar y educar a su familia, y ahorrar para la enfermedad y la vejez. Si todos los chilenos recibieran cuando menos el salario justo, ¿qué importancia tendría que algunos ganaran cien o mil veces más (salvo, reitero, para ellos mismos)? Entiendo que la “brecha” ha sido invocada de buena fe y con los mejores propósitos, pero de hecho sólo es combustible de la envidia y la demagogia, y cortina de humo que oculta las verdaderas soluciones de los problemas sociales.

TEMORES. Los expresó el ministro de Economía, por la extrema brevedad de un período presidencial de cuatro años. “Probablemente es el paraíso político de lo urgente y el escenario menos propicio para abordar lo trascedente” (El Mercurio, 3 de mayo).

Tiene toda la razón. Y la culpa es de la última reforma constitucional, que barrió con los enclaves autoritarios de la dictadura, etc., e implantó lo que algún humorista llamara «La Constitución de Lagos». ¡Hasta lo hicieron firmarla!

En ese entonces, una fórmula teórica, invocando ¿cuándo no?, ejemplos extranjeros, barrió con TODAS las tradiciones chilenas sobre período presidencial. Hemos practicado, durante doscientos años, quinquenios reelegibles; quinquenios sin reelección; sexenios ídem, pero nunca lo de ahora. Su introducción resulta tanto más absurda, cuanto era unánime la queja de cada supremo mandatario, de 1925 adelante, respecto a que su tiempo efectivo de gobierno había sido tres o cuatro años… viéndose de allí adelante entorpecido, si no paralizado, por la sucesión presidencial. ¡Y sin embargo, rebajaron el plazo todavía más!
Tampoco es solución, como cree el ministro de Economía, la posibilidad de reelegir al presidente en ejercicio. En ese evento, el primer cuadrienio estaría enfocado principalmente a conseguir el segundo, con buenas o malas artes.

Son las desventajas del constitucionalismo de escritorio, al margen de tradiciones y realidades sociales.

«ANTES Y DESPUES». El ex Presidente Lagos defiende su gestión ambiental diciendo que “hay un antes y un después en Chile luego de la reacción gubernamental… con la empresa Celco de Valdivia, acusada de contaminar el río Cruces” (El Mercurio, 3 de mayo).

Es efectivo el “antes y después”, pero no por los motivos que cree el ex Mandatario.

A esa empresa, en verdad, le fueron modificadas las condiciones ambientales ya aprobadas y vigentes para el manejo de su planta de Valdivia. Entre las modificaciones unilaterales, figuró una sustancial menor producción 20% que la determinada y autorizada por el estudio de impacto ambiental en vigor, aprobado por los competentes organismos de gobierno. Calcule el lector lo que significa para un empresario realizar una inversión de 1.200 millones de dólares, como negocio cuya rentabilidad óptima exige producir 100, y que de repente, sin ninguna razón nueva y objetiva, y ya completa y marchando la inversión, se le diga: “No puede producir más de 80”.

Y no se me alegue que fue por la muerte de los cisnes, pues: 1. Nadie ha demostrado, ni siquiera alegado, ningún vínculo entre los dos hechos, volumen de producción y despoblamiento de cisnes, y 2. Si ese vínculo existía, tocaba a la autoridad medioambiental exigir el menor volumen DESDE EL COMIENZO, y no inducir a error y causar pérdidas al empresario, permitiéndole una producción mayor para después rebajarla.

Este es el «después» de que se jacta el ex Presidente. Un «después» que, no nos engañemos, ha sido anotado por todos los empresarios de Chile y del mundo, en calidad de ejemplo de país poco formal y escasamente confiable respecto a normas del medio ambiente.

Tomado de Diario La Segunda.

martes, mayo 08, 2007

Manos "rojas" en la muerte de Allende

Cómo murió Salvador Allende?

Esta es la verdad.
Salvador Allende no se suicidó, ni murió bajo las balas de los militares golpistas el 11 de Septiembre de 1973.

Por Eduardo Mackenzie
WINSTON CHURCHILL DIJO: El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia.

Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.

Durante el asalto contra el palacio de La Moneda, el presidente de Chile fue cobardemente asesinado por uno de los agentes cubanos que estaban encargados de su protección.

En medio de los bombardeos de la aviación militar, el pánico se había apoderado de los colaboradores del jefe de Estado socialista y éste, en vista de la desesperada situación, había pedido y obtenido breves ceses de fuego y estaba, al final, decidido a cesar toda resistencia.

Según un testigo de los hechos, Allende, muerto de miedo, corría por los pasillos del segundo piso del palacio gritando: "¡Hay que rendirse!".

Antes de que pudiera hacerlo, Patricio de la Guardia, el agente de Fidel Castro encargado directo de la seguridad del mandatario chileno, esperó que éste regresara a su escritorio y le disparó sin más una ráfaga de ametralladora en la cabeza.

Enseguida, puso sobre el cuerpo de Allende un fusil para hacer creer que éste había sido ultimado por los atacantes y regresó corriendo al primer piso del edificio en llamas donde lo esperaban los otros cubanos.

El grupo abandonó sin mayor tropiezo el palacio de La Moneda y se refugió minutos después en la embajada de Cuba, situada a poca distancia de allí.

Esta versión del fin dramático de Salvador Allende, que contradice las dos anteriores casi oficiales, dadas ya sea por Fidel Castro (la tesis de la heroica muerte en combate), ya sea por la Junta militar chilena (la del suicidio), emana nada menos que de dos antiguos miembros de organismos secretos cubanos, muy bien informados acerca de ese sangriento episodio y hoy exiliados en Europa.

En un libro que acaba de publicar en París las Ediciones Plon, intitulado Cuba Nostra, les secrets d´Etat de Fidel Castro, Alain Ammar, un periodista especialista en Cuba y América Latina, analiza y confronta las declaraciones que le dieran Juan Vives y Daniel Alarcón Ramírez, dos ex funcionarios de inteligencia cubanos.

Exilado desde 1979, Juan Vives es un ex agente secreto de la dictadura y sobrino de Osvaldo Dorticós Torrado, el presidente cubano de opereta que reinó de 1959 a 1976 y que fue suicidado en obscuras circunstancias en 1983.

Vives cuenta que en Noviembre de 1973, en un bar del hotel Habana Libre, donde algunos miembros de los órganos de seguridad del Estado solían reunirse los sábados para beber cerveza e intercambiar de manera informal chismes e informaciones de todo tipo, escuchó del mismo Patricio de la Guardia, jefe de las tropas especiales cubanas presente en La Moneda en el fatídico 11 de Septiembre de 1973, esa escalofriante confesión.

Durante años, Vives no quiso dar a conocer esa información pues, como dice, “era peligroso hacerlo” y porque no había hasta ese momento ningún otro responsable cubano en el exilio que pudiera confirmar el carácter fidedigno de esos hechos.

Cuando supo que Daniel Alarcón Ramírez, alias "Benigno", uno de los tres sobrevivientes de la guerrilla de Ernesto Guevara en Bolivia, se hallaba también exilado en Europa, la idea de dar a conocer esos graves hechos volvió a cobrar fuerza.

En el libro de Alain Ammar, "Benigno" confirma plenamente la narración de Vives. Ambos conocieron a Salvador Allende y a su familia. Ambos vivieron en Chile durante el gobierno de Allende. Ambos escucharon, en momentos diferentes, la confesión de Patricio de la Guardia a su regreso a La Habana. El libro de Ammar describe con precisión los últimos meses del gobierno de la Unidad Popular y, sobre todo, muestra el avanzado grado de control directo que Fidel Castro había logrado instalar -mediante sus centenas de espías de la DGI (un servicio cubano de inteligencia), mediante sus operadores y agentes de influencia implantados en Santiago-, sobre el presidente Salvador Allende, sobre sus ministros y hasta sobre sus amigos y colaboradores más íntimos.

De hecho, la llamada "vía chilena al socialismo" había sido desviada por el castrismo hasta el punto de que dentro del gobierno de Allende hubo voces que criticaban esa brutal ingerencia. Meses antes de su muerte, Salvador Allende había sido ya "instrumentalizado por Castro", explica Juan Vives.

“Pero Allende no era el hombre que La Habana quería tener en el poder en Santiago”.

Los que Castro y Piñeiro (brazo derecho de Castro en operaciones de espionaje en Latinoamérica, muerto recientemente en Cuba de un infarto) preparaban para el relevo, a espaldas del mismo presidente Allende, eran Miguel Henríquez, principal dirigente del MIR y Pascal Allende, número dos del MIR, lo mismo que Beatriz Allende, la hija mayor del presidente, quien pertenecía también al MIR. Beatriz morirá en Cuba en 1974.

Ese control sobre el jefe de Estado chileno se había agudizado notablemente tras el primer intento de golpe militar, el 29 de Junio de 1973, más conocido como El Tacnazo. Cuando la Habana supo que los chilenos que rodeaban al presidente estaban asustados, Fidel Castro hizo saber que Allende no podía en ningún caso rendirse ni pedir asilo en una embajada.

“Si el debía morir, debía morir como un héroe”.

Cualquier otra actitud, cobarde y poco valiente, tendría repercusiones graves para la lucha en América latina, recuerda Juan Vives. Por eso Fidel Castro dio la orden a Patricio de la Guardia de "eliminar a Allende si a último momento éste cedía ante el miedo". Poco después de los primeros ataques a la Moneda, Allende había dicho a Patricio de la Guardia que había que pedir el asilo político ante la embajada de Suecia.

El mandatario había incluso designado a Augusto Olivares, su consejero de prensa, para hacerlo. Probablemente por eso Olivares, alias el perro, fue también ultimado por los cubanos antes de que éstos enfilaran baterías contra el presidente de Chile. "Reclutado por la DGI cubana, Olivares transmitía hasta los pensamientos más mínimos de Allende a Piñeiro, quien, a su vez, informaba a Fidel", declara Juan Vives.

Otro guardaespaldas chileno de Allende, un tal Agustín, fue también fusilado por los cubanos en esos momentos dramáticos, según la declaración hecha por "Benigno" al autor del libro.

Semanas después del golpe de Estado, Patricio de la Guardia había revelado, en efecto, a "Benigno" el fin de Agustín, hermano de un amigo suyo que vive aún en Cuba, y le había dado otro detalle importante sobre lo ocurrido durante esa trágica mañana en el palacio de La Moneda: antes de ametrallarlo el agente cubano había atrapado con fuerza a Salvador Allende, quien quería salir del palacio, y lo había sentado en el sillón presidencial gritándole: "¡Un presidente muere en su sitio!".

La versión del asesinato a quemarropa de Allende no era del todo desconocida. El 12 de Septiembre de 1973 varias agencias, entre ellas la AFP, resumieron en cuatro líneas ese hecho.

Publicado al día siguiente por Le Monde el cable decía: "Según fuentes de la derecha chilena, el presidente Allende fue matado por su guardia personal en momentos en que pedía cinco minutos de cese al fuego para rendirse a los militares quienes estaban a punto de entrar al palacio de la Moneda".

Ammar indica que esa hipótesis "fue enterrada inmediatamente" pues ella no le convenía a nadie: "ni a los colaboradores de Allende, ni a la izquierda chilena, ni a sus amigos en el extranjero, ni a los militares ni, sobre todo a Fidel Castro". La confirmación que esa, hasta hace poco, "hipótesis" acaba de recibir de parte de Juan Vives y Daniel Alarcón Ramírez podría ser reforzada en el futuro por los testimonios de otros funcionarios cubanos silenciados hasta ahora y por documentos que se encuentran fuera de Cuba.

En efecto, en un banco de Panamá reposaría la pieza maestra de este magnicidio.

Según los autores del libro, Patricio de la Guardia, condenado a treinta años de cárcel durante el proceso-farsa contra el general de división Arnaldo Ochoa Sánchez, y hoy en residencia vigilada, habría depositado en el cofre de un banco panameño un documento comprometedor en el que describe, entre otras cosas, el asesinado de Allende por orden de Castro, texto que debería ser revelado en caso de muerte de Patricio de la Guardia.

Fidel Castro, según los autores del libro, habría tomado muy en serio esa amenaza y habría hecho que éste escapara al fusilamiento, a diferencia de Tony, hermano de Patricio, quien junto con el general Ochoa y dos otros funcionarios del ministerio del Interior, fué pasado por las armas el 13 de Julio de 1989.

La revelación de lo ocurrido a Salvador Allende no es interesante únicamente para los historiadores de la calamitosa aventura de la Unidad Popular en Chile.

Lo es igualmente, y de qué manera, para los nuevos amigos latinoamericanos de Fidel Castro, especialmente para el presidente Hugo Chávez de Venezuela.

Hugo Chávez y los otros, por más jefes de Estado confiables que puedan ser para La Habana, como lo pudo haber sido en su momento, al menos en los papeles, el presidente Allende, podrían estar siendo ahora objeto de idénticos entramados siniestros de control y de dominación física y política directa por parte de los mismos servicios que obraron tan bestialmente contra el presidente de Chile.

El libro de Alain Ammar aborda, en sus 425 páginas, muchos otros temas y episodios relacionados con las complicadas y no siempre exitosas operaciones secretas de La Habana en Cuba y en varios países.. Es de esperar que una traducción al español de ese útil libro sea puesta rápidamente en librerías.

Gentileza Jorge Ortiz

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