Socialismo, una estafa.
Sin duda para nuestros jóvenes, a los que se ha enseñado a admirar a una serie de cantantes que promovían el sistema cubano y que veían en los hermanos Castro o en Ernesto Guevara, “el Che”, debe ser difícil entender que la publicidad de su heroísmo termine en la constatación que la dictadura cubana viola sistemáticamente los derechos humanos y las libertades personales simplemente no existen.
La utopía que les han mostrado, llena de ideales y afanes de justicia, es mucho más trágica de lo que ellos pueden aceptar, lo que les lleva, al igual que los avestruces, a esconder la cabeza para no ver una verdad que es simplemente oprobiosa para un país al que se le secuestraron los sueños para entregarles una realidad siniestra, la ínsula se ha convertido en una gigantesca prisión, siguiendo el fenecido esquema de la ex URSS.
Se intenta, usando falazmente las argumentaciones, culpar de la falta de igualdad, de libertades y de democracia al “bloqueo norteamericano”, cuando el mínimo análisis debe llevar a la conclusión, vergonzosa por cierto, sigue los mismos parámetros de falta de libertades y derechos que se evidenció en todos los países de detrás de la cortina de hierro con que trataron de ocultar la realidad.
Son regímenes en que se ensalza la imagen del conductor, en los que hay un solo partido político, medios de comunicación controlados, ausencia absoluta de libertades, un pisoteo permanente de los derechos esenciales del ser humano y en donde hay privaciones feroces y grandes atrasos, en nombre de una utopía con características de estafa.
Han sido más de 50 años de autocracia en los que solo los “militantes” del partido oficial tienen derecho a gozar de ciertas libertades y a los que se provee de todo, hasta de los alimentos de que carece el pueblo llano, a los que tienen “derecho” por ser la “elite” de avanzada de la defensa de los derechos de los oprimidos.
