viernes, octubre 12, 2007

Fábula del sapito y el escorpión, por Juan Ignacio Oto

No cabe duda que el Gobierno de Michelle Bachelet es percibido por la mayoría de la gente como malo, a pesar de haber contado con recursos extraordinarios, provenientes de los altísimos precios del cobre, que hasta la fecha no han sido bien utilizados. Las razones para esta percepción pueden ser muchas. Por de pronto, la chambonada símbolo es la implementación súper defectuosa del Transantiago, que ha deteriorado la calidad de vida de las personas que utilizan transporte público, provocando además un efecto inverso del deseado, ya que cada vez más población utiliza vehículos particulares.
Sin embargo, creemos que hay situaciones más estructurales y de fondo que complican el panorama económico y social. Tal vez la más relevante es la tozudez en aplicar una política de “ayuda” social que no llega a quienes de verdad se desea beneficiar, produciéndose en cambio corrupciones de alto impacto mediático, como en Chiledeportes y los programas de empleo; ello, en lugar de tomar medidas que, como una rebaja del IVA, significan reactivar la economía y favorecer a las pymes, y con eso en forma automática a toda la población. También influyen en el sentimiento negativo de la gente una delincuencia, unida al narcotráfico y drogadicción, a la cuál no se le pone atajo; protestas crecientes, con fuertes desórdenes públicos, de sectores que buscan participar de la supuesta “bonanza del cobre”, y la constatación de que áreas tan sensibles como educación y salud no mejoran en forma sustancial, a pesar de que se les inyecta cuantiosos recursos. Todo esto da para pensar que la teoría del desalojo, planteada en un texto por el senador Allamand (RN), tiene bastante asidero.

No obstante, pensamos que hay buenas probabilidades de que la Concertación consiga un nuevo triunfo presidencial y continúe en el Gobierno por un próximo período. Los motivos para que ocurra esto emanan tanto de la Moneda como de la oposición de derecha. Por parte de la administración del Estado, si bien los errores cometidos hasta la fecha son nutridos, cabe esperar que en los dos próximos años, antes de la elección de primer mandatario, se perciban algunos efectos positivos de gastar o invertir parte de los cuantiosos recursos del cobre, que alcanzan a cerca de 30.000 millones de dólares; por mucho que en el sistema asistencialita se produzca derroche y corrupción, algo debiera llegar a los legítimos destinatarios. Por el lado de la oposición, sentimos que la tendencial debacle del Gobierno se ve compensada por lo que denominaríamos “la fábula del sapito y el escorpión”, que se da tanto a nivel de los partidos de la Alianza de derecha, como de su candidato a presidente más destacado, Sebastián Piñera.

Una versión libre de la citada fábula narra así. Estaba un escorpión al borde de un río, esperando para que algo o alguien lo cruzara al otro lado; en eso aparece un sapo que justamente va en ese sentido, por lo que el alacrán le pide que lo lleve en la espalda, a lo cual el anfibio se niega en primera instancia argumentando que lo puede matar clavándole el aguijón. Ante eso, el arácnido le contra argumenta : “Cómo se te ocurre, sapito lindo, si lo hiciera mientras vamos cruzando, yo también moriría porque no sé nadar”. Ante este razonamiento el anuro accede, pero cuando van en la mitad del caudal el escorpión le clava la lanceta. Agónico y sorprendido, el sapo le pregunta: ¿“Porqué lo hiciste? Moriremos los dos”. Y el alacrán le responde: “Perdóname sapito, pero está en mi naturaleza”.

La historia de nuestro país indica que está en la naturaleza de los partidos de derecha, cuando tienen posibilidades de acceder al poder, comenzar disputas y producir divisiones que los distancian del electorado. Los ejemplos son muchos y el más reciente es la absurda pelea entre los senadores Allamand y Longueira por la paternidad de un proyecto de ley referente al sueldo base.

En cuanto a Sebastián Piñera, sin duda es un gran candidato, y muy talentoso. Sin embargo, su trayectoria permite predecir que siempre tropezará con la misma piedra en lo que se refiere a compra y venta de acciones, lo que lo hace vulnerable a las críticas. Es un gran empresario, pero más que nada es un gran especulador, que no se resiste a “una buena pasada”. Originalmente, compró Lan en el Gobierno de Frei Ruiz-Tagle, junto a la familia Cueto, en unas pocas decenas de millones de dólares, en una oferta “a medida”… Hoy la empresa vale más de 5.000 millones de dólares. Siendo ya inmensamente rico, no se aguantó y negoció directamente con los españoles que compraron Enersis/ Endesa (siendo senador), para obtener un par de millones de dólares más que el resto de los accionistas minoritarios. Ahora último, son conocidas las inoportunas compras –al margen de que sean legales o no– de acciones Lan y de Blanco y Negro (Colo-Colo).

En suma, por lo conocido hasta el momento, el “desalojo” de la Concertación debiere hacerse efectivo, pero bien podría ir mejorando el desempeño del Gobierno, en especial con el apoyo financiero de los excedentes del cobre. Por su parte, para tener posibilidades de llegar a la presidencia de Chile, tanto las entidades de derecha como su principal candidato deberían “curarse” de sus respectivos “síndromes del sapito y el escorpión”.

Juan Ignacio Oto, Director Revista Ercilla

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