jueves, febrero 18, 2010

Ministros y movilización social, por Gonzalo Rojas

(Gonzalo Rojas es Abogado, Periodista y profesor
universitario, un gran formador de juventudes)

Ministros y movilización social, por Gonzalo Rojas


Un papelógrafo de la Brigada Chacón lo anuncia de modo sintético: “Trabajadores, alerta, a defender lo ganado”. Varias organizaciones sociales lo han advertido también: Presidente Piñera, a su gobierno le vamos a negar la sal, el agua, el arroz, la leche y la estantería completa del supermercado. Ya antes de la elección, no faltaron los empresarios que temblaban por anticipado ante las huelgas y más huelgas que veían venir y, en consecuencia, marcaron Frei.

Y eso que todavía no han comenzado a actuar los tres diputados comunistas que valdrán por 20, no en los votos, pero sí en la articulación de las protestas sectoriales contra el nuevo gobierno. Y nadie en la Concertación querrá quedarse atrás en esas tareas de agitación, para las que encontrarán numerosos pretextos y quizás alguna buena razón.

Los ministros podrán tener más o menos experiencia en el trato con los partidos, pero ésa no es la única competencia que deberán exhibir en el plano político. Será en relación con la movilización social, dominada por las izquierdas, donde deberán demostrar una especial capacidad.

Y ahí parece estar —que nadie lo niegue de antemano, por pura lealtad— la principal debilidad del gabinete: la falta de conocimientos o experiencias (tal vez ambas cosas) frente a las movilizaciones sociales. Ya el pobre Zilic supo lo que era eso, pero lo conoció muy por encima, muy tarde, y duró poco.

Quien mejor lo ha entrevisto ha sido el futuro ministro de Hacienda, al afirmar que “las demandas sociales, sin duda, serán uno de los flancos más demandantes que tendremos”, agregando que él confía “en que con el liderazgo del Presidente, el apoyo del equipo político y una buena disposición, los enfrentaremos bien”. Muy claro.

Pero, ¿conoce al detalle el nuevo ministro del Interior la poderosa actuación de las ONG indigenistas y las tramas de los movimientos lumpen-anarquistas? ¿Domina el ministro de Justicia los criterios teóricos y prácticos de una confrontación sin cuartel con que lo atacarán desde las numerosas agrupaciones? ¿Sabe el futuro ministro de Educación por qué logra el Colegio de Profesores quedar siempre como acreedor o víctima? ¿Domina las coordenadas de la FECh y de la FEUC? ¿Intuye el ministro de Minería por dónde y cómo vendrán las reivindicaciones de la Confederación de Trabajadores del Cobre y de las restantes agrupaciones de la aristocracia laboral chilena?



Quizás en sus carpetas y pendrives no está aún esa información…

Pero ellos ciertamente no serán los únicos ministros amagados.

¿Se sabrá plantar el ministro de Salud frente a las poderosísimas Fenats, Confusam y ante sus colegas del Colegio, todos muy ideologizados? ¿Tendrá voluntad la ministra del Sernam para frenar las presiones del feminismo radical chileno y de las redes de apoyo internacional, que reivindican como derechos el crimen del aborto y la unión de lesbianas con posibilidades de adoptar? ¿Soportará el ministro de Cultura la pecha de los sindicatos de artistas por más y más platas para caprichos y caprichines? ¿Tienen claro los ministros del área energética y medioambiental la organización y los recursos que dominan las ONG ecologistas, ya bien implantadas en Chile?

Y, como caso resumen, ¿domina la ministra del Trabajo la actividad de una CUT que se hará fuerte como nunca antes, porque ya no jugará a dos bandas frente al gobierno?

Sin duda, todos los ministros tendrán la mejor disposición al diálogo. Pero para enfrentar con éxito las duras posturas con que a veces se encontrarán, cuánta falta les harán subsecretarios y jefes de servicio que dominen a fondo las coordenadas de sus contrapartes. ¿Contarán con ellos?


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