Mario Montes.
Hace cuatro años, cuando el Gobierno de Lagos firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos comentamos que había mucha algaraza por la firma del convenio, pero que parecía que no éramos capaces de entender lo que estábamos firmando, pues el acuerdo era asimétricamente beneficioso para los vecinos ricos del norte.
Entre las cosas que dijimos que crearían problemas estaban las salvaguardias que tomaba Estados Unidos en temas medioambientales y laborales tarde o temprano traerían problemas, pues USA está dispuesto siempre a imponer a los demás todo aquello que ellos no respetan o cuya depredación acelerada a ellos les ha permitido ser potencias.
El caso de los salmones infectados por el virus que produce una Anemia Infecciosa del Salmón (ISA) diezmándolo, sería tratado con un exceso de antibióticos, según denunció un artículo publicado por el diario The New York Times, lo que inmediatamente provocó la cancelación de los pedidos de la cadena de supermercados estadounidense Safeway.
NYT está desde hace algún tiempo en campaña contra los productos chilenos y se ha sumado a las maniobras tendientes a evitar que se construyan represas en la Patagonia, mezclando así temas ecológicos, con la salmonicultura y una postura que nos suena más a chantaje que a verdadero interés por los temas tratados, pues además llama a los propietarios internacionales de los derechos de agua a presionar.
La verdad es que el tema y la noticia no pudieron dejar de hacernos recordar el episodio de las uvas envenenadas, ni tampoco las desleales actuaciones del Gobierno Norteamericano y su prensa, que por pequeños intereses internos no dudaron en causar daño a miles de personas ni en arruinar a una enorme cantidad de agricultores.
Nuestros negociadores parece que nunca van a entender que todo lo que los yanquis hacen es en beneficio propio y si alguna vez se equivocan, apenas se dan cuenta, no tienen ningún asco en no cumplir los compromisos, desahuciarlos o simplemente utilizar la fuerza bruta del Imperio para imponer “su” razón.
Nosotros no somos amigos de los Estados Unidos, perdón del Gobierno de los Estados Unidos, aunque tenemos un gran respeto por el pueblo que habita en ese inmenso país del norte de nuestro Continente. Se puede concordar con los EEUU, pero hay que mantenerlo en silencio, en caso contrario arriesgas una agresión gratuita.
Estados Unidos no sabe tener amigos, pareciera que le es más cómodo tener súbditos, que aliados, porque si revisamos su historia, todos los que han sido sus amigos e incondicionales han terminado muy mal, derrotados por sus opositores internos e intensamente perseguidos por los que fungían como sus amigos.
Hagamos negocios con USA, no buscando estar en pie de igualdad ni de amistad, aspirando solo a hacer con ellos transacciones que favorezcan a nuestro pueblo, para, cuando cambien las condiciones lisa y llanamente comercializar nuestros productos con otros países que sean más respetuosos de los compromisos y de la diversidad.