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Las carencias de nuestras autoridades son preocupantes pues les falta una dosis de sentido común, adolecen de autocrítica, tienen severos problemas de oído, lo que suponemos les inhibe de escuchar al pueblo, no cuentan con el mínimo sentido del realismo, carecen de humildad. Sin duda esta “faltas” les convierten en los soberbios gobernantes que por “salirse con la suya, son capaces de hacer arder el país por los cuatro costados o de atropellar los más elementales derechos ciudadanos.Si no fuera por esta insuficiencias de los ocupantes de La Moneda sería muy difícil comprender un Transantiago, con su secuela de daño moral a los Santiaguinos, una reforma Procesal Penal que ha funcionado a los tumbos, o el sistema de Responsabilidad de los Menores, que en pocos días colapsó las capacidad del SENAME, que dicho sea de paso se había advertido su insuficiencia, mucho menos la permanente “explosión” de escándalos con multimillonarias perdidas.
Sin duda, como dijo un ex personero de la coalición oficialista, en momentos en que se alejaba de la administración, se ha establecido una cultura de la corrupción, en la que cualesquiera hace lo que quiere porque sabe que no pasará nada, que los partidos o las mas altas dignidades nacionales saldrán al camino para proporcionarle un blindaje seguro, se no bastar, no dudarán en elegir un “fusible”, de bajo rango, para que cargue con las culpas del Jefe.
El Ministerio, las intendencias, superemos que las gobernaciones y las empresas públicas se han llenado de compañeros o camaradas que sacan su “tajada” del botín estatal, o todos ellos se les ha olvidado, hasta la próxima elección el discurso de la justicia social y de la distribución de los ingresos, y las promesas realizadas al pueblo a cambio de que le “empoderara” con su fracción de soberanía popular, a la que simplemente han traicionado.
Nuestra historia no recuerda, en sus casi doscientos años, tantos escándalos como los sucedidos en cada una de las cuatro administraciones concertacionistas, nunca, se le habría pasado por la mente a alguien medianamente cuerdo que veríamos esta danza de millones perdidos, robados o mal administrados. Solo con las pérdidas que lleva transantiago y con el presupuesto para los próximos dos años, alcanzaría para dar a los usuarios un bono por $228.000.
Han creado nuevas clases privilegiadas, comenzando con ellos, que a la vera de la “teta” fiscal viven muy cómodos, calentitos y tranquilos, siguiendo con la delincuencia que ha sido beneficiada con una increíble mano blanda, rebajas en las condenas y todo tipo de cumplimientos alternativos, todo esto en desmedro del ciudadano común que debe trabajar, cuándo puede, como burro para pagar los impuestos y que es victima del hampa.
Nosotros esperamos que la Jefe de Estado, sus Secretarios, sus ayudantes, sus secuaces, tengan un poco de compasión por este pueblo que la está pasando mal y suelten un poco ese nudo corredizo con el que nos tienen al borde de la asfixia y al país en una situación muy cercana a la paralización.